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Opeth: Metal con Clase

Muchas veces se han visto bandas muy arraigadas a la cultura general que el mismo género del Metal ha producido a través de los años, y es casi estereotipado en muchas ocasiones. Pero en esta ocasión específica, se tratará de abarcar una vertiente metalera que ha causado admiración desde su formación y la presentación de sus primeros proyectos, es momento de hablar de Opeth.


Desde Suecia, esta agrupación de Metal Progresivo, ha podido cimentar las bases de su permanencia actual en el mundo del metal global, y es por esto que su vocalista y fundador Mikael Åkerfeldt, desde 1990 ha tenido el tino de organizar un ensamble de guitarras que llevan un poderoso tinte de metal agresivo alternado con unos dulces acordes que simplemente harán confundir a tus sentidos.


Con su primer álbum Orchid, Opeth presenta un trabajo concreto y lleno de influencias directas de los poderosos riffs del Death Metal, pero con esa singularidad que comenzó a caracterizar a la banda; acordes melódicos que contrastan el conjunto de los arreglos metaleros que componen el resto de las melodías, esto sin dejar a un lado el constante cambio en la voz de Mikael Åkerfeldt, que pasa de lo gutural a una voz melódica y con un aire de influencia folk que hace de su material un concepto altamente recomendable.


Pero por otro lado se puede ver un cambio entre cada álbum que este quinteto europeo ha realizado, esto debido a múltiples factores, como las raíces de sus integrantes ya que es prudente mencionar que dentro de las filas de Opeth se han visto a Martín López y Martín Méndez, quienes tienen un trasfondo cultural Uruguayo, y que han dado en la batería y el bajo respectivamente un aporte a la banda simplemente único. Pero este no sería el único motivo dentro de la variedad musical de Opeth, sino también ese vaivén de miembros que han desfilado por la alineación de la banda, fenómeno que hace que siempre se escuche un constante cambio evolutivo en sus trabajos, pero con variantes que hacen muy interesantes los proyectos que han venido presentando desde sus inicios.

Y es cierto que Opeth no es una banda común de metal, ya que se puede apreciar su trabajo en proyectos y álbumes conceptuales, como el Still Life en donde se narra un amor ficticio de un hombre con una mujer de nombre Melinda, álbum que al escucharse de principio a fin, es deleitable por los acordes melódicos y experimentales que se le agregan al estilo Death Metal. Dejando claro que las pistas con duración de más de 10 minutos no pueden sentirse tediosas ni aburridas, esto debido a la capacidad musical y los acordes variantes que estos músicos introducen a su material. También se puede ver un trabajo conceptual en el álbum My Arms, Your Hearse, trabajo en el que se puede notar la poca duración de los tracks (considerando la duración de los otros trabajos) pero que se desenvuelve en una esfera un tanto más siniestra y oscura que otros álbumes.

Y es que la verdad, con trabajos tan jugosamente atractivos como Deliverance, Blackwatter Park, Lamentations, Ghost Reveries, entre otros, Opeth se ha abierto un camino bastante extenso y largo en la historia del metal, y es por esta misma razón que se requiere de una especial atención al momento de escuchar el material que esta agrupación pueda lanzar.


Desde una perspectiva más amplia, Opeth puede ser el puntero inicial para la devastación de las emociones del escucha, ya que al momento de sintetizar auditivamente sus acordes, no puede venirse a la mente otra cosa más que un paisaje siniestro y triste que lleve al fiel metalero a un estado de melancolía placentera, melancolía que durará hasta escuchar las pulsaciones rabiosas de las cuerdas distorsionadas de las guitarras y el bajo, acompañándose de un ritmo de batería que en ocasiones parece casi imposible o difícil de aislar al resto de la melodía. Y con referencias dentro del estilo metalero que Opeth puede ofrecer al mundo, es imposible negar la atención que se merece cada proyecto de esta banda, ya que en ocasiones es necesario sentir la cómoda sensación de mezclar la tristeza con la agresividad, que en muchas situaciones invaden la vida cotidiana. Y si esto puede darse con un soundtrack agresivo, elegante, siniestro, como el concepto formado por Opeth, no hay más alternativa que cerrar los ojos y sentirse libre dentro de este cuadro que la mente puede crear, gracias a interpretaciones como las que esta banda ha podido realizar a lo largo de sus ya más de 20 años de continuo trabajo.

Así que en definitiva, cuando la variedad musical es evidente, y sobre todo en el metal, hay que dejarse llevar por estas directrices que bandas como Opeth han podido volver accesibles a todo el público metalero, público que tiene la curiosidad y la mente abierta para experimentar estas emociones de vacío existencial que esta banda puede promover por medio de su material realizado. Y una cosa si es segura; que después de escuchar detenidamente el material de esta agrupación, es recomendable levantar la mirada al oscuro cielo de la noche, tratar de ver algunas nubes que cubran parcialmente la luna, sentir el aire frío de los árboles y llenar los pulmones de este ambiente, que cuando esto suceda, puede que la música de Opeth sea la indicada para completar este triste cuadro. Tristeza que no exactamente es repudiada, sino en ocasiones, simplemente es necesaria.

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