ERIC, EL FRANCÉS REBELDE
Los que rayamos en los 30 y que desde temprana edad nos atamos voluntariamente al mundo del balompié, podemos discernir un antes y un después en el marketing deportivo; el comercial del “Coliseo” de Nike.
La difusión del fútbol europeo no era tan cotidiana como ahora en la televisión abierta, y tener señal por cable o por satélite en 1997 era más bien un lujo que la economía mediera costeaba con mucho esfuerzo, por lo que debía esperar a eso de las 2 de la tarde cuando llegaba la hora de “Los Protagonistas”, para ver la joya fílmica donde conviven Ronaldo, Maldini, Kluivert, Figo, Rui Costa y un estrafalario Jorge Campos, midiéndose ante el mismísimo Belcebú.
Sin embargo, el peso de dicho equipazo recae en un francés que se para el cuello, fanfarronea y metralla de un pelotazo a Satanás: Eric Cantona.
Parado en la cancha tuvo facha de todo menos de futbolista, quizá porque el concepto le quedó chico, pues su célebre carrera haciendo arte en la grama, le llevó a hacer arte fuera de ella.
Todo comenzó el 25 de enero de 1995; Cantona sale expulsado en un partido ante el Crystal Palace, y mientras largaba a los vestidores, un joven de 20 años, Matthew Simmons, lanzó improperios sobre “King Eric”, que tuvo como respuesta el saltar la publicidad estática y reventar una patada karateka al fanático. Resultado: nueve meses de suspensión y dos semanas de cárcel. La cura: aprender a tocar la trompeta.
Fue el detonante; el mismo año filma en la comedia “Le bonheur est dans le pré” con un pequeño rol, y salta a la vista del mundo cinematográfico en su papel de Monsieur de Foix en “Elizabeth” para 1998.
La visión del galo se agudizó para producir la más célebre colección de promocionales deportivos de la que se tenga memoria. “La Jaula”, “Joga Bonito” y “Cargo Football” son ya parte de una generación que vio comandar a Cantona a las figuras más grandes del fútbol de inicios de siglo, hasta que Pepsi echó a perder el concepto con David Beckham y sus espantosos promos.
Las luces, el montaje y el maquillaje lo llevaron al Festival de Cannes en 2009 con “Looking for Eric”. El director Ken Loach metió a la licuadora la pasión por el fútbol, las drogas y la figura del gran ídolo del Manchester United, para mostrar lo más íntimo del francés. Un simple cartero con problemas familiares como el Muro de Berlín, se encuentra con Cantona entre las alucinaciones de uno y otro cigarrillo de marihuana, resultando la delicia para el espectador y el pambolero.
Pero no todo fue cine; el arrastre del estrafalario Eric lo llevó a límites de nuevas revoluciones, de pensar en colectivo y sacar al gobierno de sus casillas, pues en 2010, colgó un video en youtube invitando a todo francés que comulgara con la idea del mal gobierno, a retirar el mismo día (7 de diciembre) todo su capital de las cuentas bancarias, y así colapsar el sistema financiero. Patear a un aficionado fue solo el comienzo, Cantona quiere meterle los tachones en el pecho a los burócratas.
Y no paró, apenas el año pasado se aventuró con un impecable documental, “Los Rebeldes del Fútbol”. Tomó a cinco personajes lo suficientemente locos y desde luego rebeldes como él, para plasmar la lucha por la democracia de Sócrates en Brasil, la lucha de Drogba por frenar la Guerra en Costa de Marfil o la lucha de Carlos Caszely en Chile en contra de Pinochet.
Eric Cantona, la simple diferencia entre hacer “Atlético San Pancho” o “Rudo y Cursi”, a ponerle arte al juego del hombre.