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¿TOMAR O HACER?

¿Cómo podemos interpretar estos tiempos el valor de una fotografía? ¿Cómo podemos funcionar a la par de la imagen todos a diario y no darle la importancia que requiere? ¿Cómo un fotógrafo puede percibir el trabajo realizado por otras personas que no se consideran fotógrafos? ¿Cómo alguien que se ha dedicado a un modo de vida, y no solo a una actividad cualquiera, observar el derrumbamiento de un arte tan versátil como la foto?

Cuando hablamos de fotografía en los días que vivimos rápidamente logramos hacer una conjunción de un montón de ideas que se han ido acumulando y coleccionando con el tiempo: la fotografía no es un arte, cualquiera puede apretar un botón, con el equipo adecuado la imagen será de calidad, la inversión realizada en el equipo es proporcional al precio que puedes otorgarle, no existe nadie que no pueda tomar una fotografía, etc.


Para evitar conflictos intentaré no tocar esa delicada parte en la que un objeto, sea cual sea, sin importar el medio por el cual fue creado puede elevarse a categoría artística, no. Para esta ocasión trataré de hablar el disgusto general de un grupo de fotógrafos, amigos míos, con los que comparto una humilde opinión, que ha sido bastante explotada por diversos autores de fotografía: hay una distinción clave entre tomar una fotografía y hacer una fotografía. Sin embargo el problema no incurre en el hecho de hacer fotografía o tomarla, sino en que un gran número de la población que consume las imágenes no hace una separación selectiva de las fotografías que observa, y por consiguiente tampoco genera un criterio de cuales son hechas y cuales tomadas.


Si de educar a una sociedad se tratase nunca se terminaría la titánica tarea puesto que en estas épocas resulta difícil reestructurar la apreciación de una imagen, sin embargo es posible otorgarle al espectador una serie de elementos que le hagan entender cuando una fotografía ha cumplido, por lo menos, los aspectos técnicos que años de estudio y experiencia requieren para plasmarlos en un solo disparo. Por ejemplo agregar un título a una foto, una reseña o una descripción, incluso tratar de explicar cómo una foto expuesta (en digital o impreso) fue la mejor manera para el autor de realizarla.


No despegarse de las plataformas digitales a través de internet es una clave fundamental, porque el hecho de compartir imágenes de calidad, dejando de lado las capacidades tecnológicas de un equipo, ayuda a continuar el bombardeo de imágenes, pero acompañado de los datos correctos para encaminar la lectura de la fotografía hacia donde el autor pretende. Ser conscientes que no todos seremos fotógrafos profesionales, y no todos seremos aficionados también ayuda a hacer entender a otras personas que no todas las fotografías son lo mismo, y que aunque un equipo ayuda a crear una imagen bonita no siempre ayuda a hacer una fotografía.


Finalmente considero y creo que una redacción acerca de lo que pretendemos lograr con las fotografías que compartimos es otra manera idónea para, con el tiempo, lograr educar a aquellos que no precisamente toman o hacen fotografía, sino que para los que las consumen logren empezar a apoyar y fomentar el consumo de productos comunicativos terminados, y por el otro lado simplemente mirar imágenes tomadas.


De la misma manera comparto tres fotografías que en mi opinión fueron hechas, y no tomadas debido a uso de composición, ángulo, sentimiento y sentido. Sin embargo ustedes son los que juzgarán.


Saludos.

el rapero Dharius se presentara en xalapa
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