MARTÍN ZAPATA, DOCENTE, DIRECTOR Y DRAMATURGO DE TEATRO.
Esta es la segunda parte de la entrevista realizada a Martín Zapata, para explorar un poco del trabajo que realizó recientemente con su más reciente obra “El fulgor de Clara”, así como para conocerlo un poco más. Se muestran a continuación una serie de preguntas que continúan de la publicación anterior, y que por cuestiones de contenido y extensión, esta redacción decidió dividir en dos partes.
Foto: Sebastian Kunold Bello
En la obra (El fulgor de Clara) puedo observar un contraste fuerte entre estas dos historias de las que nos platicas, y una serie de eventos que rompen con la línea que el espectador lleva. ¿Qué tan a propósito se manejan estos rompimientos?
Mira esto es algo de lo que casi no hablo, pero yo creo la mente del espectador es distinta que hace 50 años en el sentido que estamos acostumbrados a utilizar una computadora donde estamos chateando y estamos trabajando al mismo tiempo, y oyendo música, y haciendo cuatro o cinco cosas a la vez, y estamos viendo en la televisión dos programas al mismo tiempo. Es una serie de cosas tecnológicas que permiten poner atención en varios lados. Muchas veces para innovar el teatro y hacerlo más “moderno” utilizan aparatos electrónicos, proyecciones y recursos tecnológicos pero yo no creo en eso. Yo creo que más bien la dramaturgia, la propia historia debe modificarse, tiene que tomar en cuenta que la mente del espectador ahora es así, por ejemplo creando rompimientos, estar en dos cosas al mismo tiempo; llevando una historia y cambiándola; haciendo creer algo que luego será otra cosa. Todo ese juego mental me parece importante en la propia estructura del texto.
Por ejemplo el Siniestro plan de Vintila Radulezcu te establece una situación pero resulta que no es esa sino otra, y cuando crees que ya es esa resulta que es otra más, es una historia de detectives. Entonces es una situación a propósito que para mi se establece como una especie de juego con el espectador para ver cómo resonde y cómo pone atención aquí y allá, para después unir las cosas. Son como estrategias para contar la historia y para captar la atención del espectador. Yo lo vería como perversión de la trama.
¿Cómo es eso?
Es un concepto ya muy viejo como de 100 años, de Witkiewicz un dramaturgo polaco, el lo hacía de otra manera, una manera más surrealista o dadaísta como de lo absurdo, pero me acuerdo que también me inquietó mucho ese término. De pronto el arte se pervierte y encuentra una nueva forma por ejemplo Picasso, que pervierte el color y la línea y crea otra cosa, y entonces ese elemento de perversión que tenemos y que nos atrae puede aplicarse, según Witkiewicz, a la trama y a la psicología del personaje generando una especie de amplitud, de pronto la trama lineal se puede cortar y meter otra. Ahí hay una cuestión que va generando algo distinto en esa propia obra.
¿Quiénes participan en esta obra? ¿Cómo es trabajar con ellos?
Pues tengo la fortuna de contar con Tomás Rojas, un excelente actor que ha hecho mucho teatro y cine. Está David Gaitán, extraordinario actor, también conocido por sus obras porque es director y dramaturgo. Lara Baillet, exalumna de la facultad de teatro, y Melissa Donají, alumna actual de ENAT, escuela del D.F. Y bueno se juntó un equipo muy bueno.
Foto: Sebastian Kunold Bello
Tengo entendido que Gaitán ahora es un favorito para el público joven porque no pasa de los 35 y es bastante conocido ya, y por otra parte Tomás Rojas que es su contraparte un tanto más grande y empezó tarde pero empezó muy bien y así continua.
Así es, Gaitán tiene 31. Ninguno de los actores había trabajado conmigo antes, a Tomás Rojas y a Gaitán ya los conocía y había platicado con ellos, a Lara la conocía porque es exalumna. Es un equipo que se integró muy bien y estoy muy contento con ellos.
¿Cuál es el futuro de esta obra?
Muy pronto creo que estaremos en el D.F. para hacer unas funciones, quizá unas 6 u 8 funciones, todavía estamos por confirmar el teatro y después le seguirá una temporada en el D.F. más larga, giras y participaciones en festivales. Generalmente he tenido la fortuna de que mis obras tienen una larga vida, por lo menos 3, 4 o 5 años. Esta ahí la producción junto con el reparto y se siguen presentando en diferentes lugares, las tenemos como de repertorio.
Foto: Sebastian Kunold Bello
¿Tienes algún festival en mente para presentarte?
Es algo prematuro pero me gustaría meterla a la muestra nacional de teatro, al festival de teatro de Monterrey que es super importante, hay otro festival en Zacatecas, uno en Guadalajara y estamos organizando ese camino.
Esta es una parte que me gusta mucho de las entrevistas, y es la parte más humana. Para los amigos, colegas, familia, etc. Entonces vamos con una serie de preguntas rápidas.
Género favorito de teatro:
no tengo, pero creo que las obras que me gustan son una mezcla de géneros. Yoshi Oida decía: uno ve algo en un escenario y a alguien le puede dar risa y otro terrible. En esta época los géneros ya están pervertidos y entremezclados. Una obra casi siempre es trágica y cómica. Creo que ese sería mi género.
¿En cuestión de cine?
Tarkovsky, Fellini, Buñuel.
Alguna obra, que no hayas escrito, que te guste mucho.
Todo Shakespeare.
¿Y si fuera una de Shakespeare cual sería?
Hamlet o el Rey Lear, una de esas dos.
Cuál de tus dos materias (dramaturgia y dirección) en la facultad prefieres.
Las dos, casi igual.
Algún colega al que admires, respetes o quieras mucho.
Hay muchos a los que recurro constantemente. Mauricio Jiménez, por ejemplo. Hay varios que mientras estoy en el proceso de la obra estoy preguntándoles cosas.
¿Qué es mejor en un actor? ¿Talento o disciplina?
Uf… pregunta difícil. Yo creo que el talento. Alguien decía, no recuerdo, un artista necesita 99% de talento y 99% de trabajo, aunque no salgan las cuentas.
Color favorito
Creo que el negro.
¿Y en tus obras cual serían los colores recurrentes?
Yo creo que ocres, beige, café, negro, blanco y a veces verde.
Para terminar tu grosería favorita
¿Mi que?
Tu grosería favorita
Yo creo que chingada, tiene muchas posibilidades. Me gusta.